Dando la mejor ofrenda...

» Por eso, si llevas al altar del templo una ofrenda para Dios, y allí te acuerdas de que alguien está enojado contigo, deja la ofrenda delante del altar, ve de inmediato a reconciliarte con esa persona, y después de eso regresa a presentar tu ofrenda a Dios.
(Mat 5:23-24)
 
 
Vemos al comenzar el capítulo 5 que Jesús sube al monte y al llegar sus discípulos, comienza el famoso sermón de las bienaventuranzas.
Como parte de ese sermón es preciso reafirmar que Jesús le reafirma su llamado de ser diferentes y que somos llamados a dar sazón a esta vida y por eso les llamo que son la sal de la tierra.
Es bueno recalcar que luego del sermón del monte Jesús no podía callar y luego de decir que sus discípulos son sal de esta tierra ahora les dice que tienen que alumbrar ante tanta oscuridad.
 
Lo que Jesús estaba diciendo es que la vida de cada uno de ellos tenía que radiar, tenía que marcar la diferencia delante del mundo que estaban viviendo.  Porque Dios se glorifica cuando la gente es luz en las tinieblas.
Y para colmo Jesús comienza a hablar de la ley. Jesús se reafirma que el no vino a anular la ley sino a cumplirla. Él les muestra que tienen que cumplir la ley para agradar a Dios.

Luego entonces comienza a explicar algunas de las leyes y darle su valor.
Mucha gente se deja llevar por el subtema que la reina Valera le presenta: Jesús y la ira… en la versión Dios habla hoy dice Jesús enseña una justicia superior, en la versión de la Américas dice:  Jesús cumple la ley y los profetas, en la internacional: el cumplimiento de la ley y en la lenguaje actual que es la última versión revisada y una de las más que se asemeja a los escritos.

Y por un subtema yo no me puedo dejar llevar para lo que me quiere decir el pasaje por que los escritos originales no tenían temas ni subtemas.
Ahora bien, Jesús estaba bien claro para que el vino, pero en ese momento él le está dando un mensaje bien claro a los discípulos. Jesús no iba con paños tibios, con amor, pero con toda sinceridad y verdad en su boca.

Él dijo en el v 18 que él no le quitará ni un punto ni una coma hasta que todo se cumpla. Y ese acontecimiento fue su muerte en la cruz que rompió toda ley todo velo todo aquello que nos separaba de Él.

Jesús les enseña que hay que obedecer esas leyes, y cumplirlas. Él se fue más allá y les dijo que si no la obedecen más que los escribas y los fariseos nunca entrarán en el reino de los cielos.

Es un poco exagerado lo que Jesús les está pidiendo a los discípulos ya que los escribas y los fariseos llevaban la ley al pie de la letra y eran los más religiosos en aquellos tiempos.
Ahora bien, Jesús recalca la ley de Moisés que decía no mataras, porque si no serás castigado. 
 
Pero ahora les dice que no tan solo por matar a una persona tienes que ser castigado y les habla sobre algo muy importante y es el enojo escondido, aquel enojo que atesoramos en lo más profundo de nuestro corazón. Y les dice que no tan solo el enojo sino el que insulte a otro y el que maldice a otro, tendrá unas consecuencias que yo me imagino a los discípulos aterrorizados.
Entonces como parte del culto es la recolecta de las ofrendas, que es parecida a la que hacemos nosotros aquí, nos paramos y le entregamos las ofrenda en el altar a Dios como merecedor de lo que le estamos dando.

Jesús les advierte que, si tú vas a traer una ofrenda, no lo hagas por cumplir nada más. Esto es más que un rito donde yo me para y le doy de mis chavos a Dios. Es más que yo entristecerme porque le voy a dar el diez por ciento a Dios. Es más que todo eso. Jesús les dijo. Que si vas de camino a dar de lo que le corresponde a él y te acuerdas de que alguien está enojado contigo, aguantes tu ofrenda, vayas a donde la persona te disculpes, te reconcilies y luego presentas tu ofrenda.

Heridas ocultas
Este pasaje tienes muchas revelaciones y yo tengo unas cuantas de ellas.

• Que cuando vayas a ofrendar lo hagas con toda conciencia y con todo tu corazón.
• Al ofrendar debes de ofrendar tu corazón limpio de enojos y de contiendas
• Que le des lo mejor a Dios.
• Que vale más un corazón sano que una ofrenda voluminosa.
• Que perdiendo obtenemos ganancia
• 
  

Muchos de nosotros vivimos la vida guardando resentimientos, rencores, enojos, de lo que fulano me hizo, la falta de respeto, lo personal.
Muchos de los matrimonios viven su vida guardando rencores, enojos con sus parejas esperando que Dios cambie la manera de ser de la pareja para ser felices.

Y es por eso por lo que muchos de nosotros vivimos la vida con las famosas heridas ocultas. Estas son las que nosotros decidimos guardar en lo más profundo de nuestro ser pensando que el tiempo me va a hacer olvidar.

Las heridas ocultas son las que me hacen reaccionar negativamente con otras personas inconscientemente.  Por ejemplo, tu tuviste una mala experiencia con una persona. Tu no quieres saber de esa persona. De momento pasan varios años y te encuentras a una persona que tú no conoces, te lo acaban de presentar y físicamente se parece a la persona que te hizo mal. La reacción normal es compáralo y juzgarlo por lo que te hizo la persona pasada. Este no te ha hecho nada, pero va a ser juzgado por lo que hizo el anterior.

Estas heridas son las que rompen los matrimonios si no lo trabajamos a tiempo. Son las que esperamos el momento oportuno para sacarla a la luz para hacerle daño al que me hirió.

Jesús trajo una enseñanza muy valiosa. El perdón vale más que dar tu ofrenda delante de Dios. El reconciliarnos de corazón y no guardar rencores vale más. ¿Sabes por qué? Porque si en ti no hay heridas ocultas tú tienes una libertad que otros no pueden tener, tú puedes tener tu conciencia limpia de que en tu no hay maldad.

Jesús está comparando esta enseñanza con la ley de Moisés en la cual castiga a aquel que mata y le hace daño a otro.
Algo muy cierto dice la biblia y es que con la boca damos vida o con la boca damos muerte. Y esto tiene consecuencias en nuestra vida delante de los ojos de Dios.

Es por eso por lo que te invito a que no le permitas a tu mente que siga creando películas donde no las hay. Que no le permitas a tu mente que el enojo se apodere de tu vida y ve, reconcíliate con tu hermano, con tu esposa y dale la mejor ofrenda a Dios. Porque la mejor ofrenda se da con el corazón limpio.
 
Algo muy cierto existe en la vida del ser humano y es que existe la posibilidad que muchos de nosotros llegamos al culto además de estar molestos con nuestras parejas vivimos molestos con nosotros mismos. Heridas ocultas que nosotros mismos nos hemos guardado. Cosas que pude hacer en el pasado y no las hice y llevo dentro de mi cierto coraje guardado que no me permite crecer.  Sentimientos ocultos que nos destrozan la vida por decisiones que tomamos sin contar con Dios.

Yo creo que Jesús también se refería a que antes de usted traer tu ofrenda al altar, hagas lo que se llama introspección, donde me evaluó, para ver en qué área de mi vida necesito restauración. Para poder hacer la voluntad de Dios libremente sin ataduras, sin estorbos mentales que me esclavizan a depender de lo que el hombre me pueda decir y no de lo que Dios me pueda decir. Tenemos que entonces antes de actuar y ofrendar a Dios raíces de amarguras y contiendas, examínate y dale la mejor de tus ofrendas.

Perdiendo se gana

Una de las enseñanzas de este pasaje es que perdiendo ganamos. Me explico.
Cómo es posible que si yo recuerdo que alguien tiene algo contra ti. O sea, yo no tengo nada contra mi hermano, pero el sí conmigo, yo tengo que reconciliarme con él para poder dar mi mejor ofrenda.
O sea que yo tengo que comenzar ese encuentro y dejar que el espíritu de Dios sea más fuerte que nuestro orgullo y podamos ir donde esa persona y establecer lo que se llama reconciliación.

Este pasaje nos lleva accionar de buena voluntad hacia una persona que no te ha hecho nada de bien. Es por eso por lo que yo puedo decir que, si yo me humillo ante una persona que me hizo mal, es posible que pierda, si porque nuestro ego y nuestra carne nos hace pensar que el que la hace tiene que pagarla, y en segunda utilizamos pasajes bíblicos donde justifican nuestra acción de no ir a donde esa persona. Justificamos para decir que nuestras parejas están mal para decir que quienes estamos bien somos nosotros.
​
No se puede dejar pasar el saber que existe la posibilidad que la mayoría de nuestros matrimonios de nuestra iglesia están pasando por situaciones, heridas ocultas salen a la luz, discutimos con nuestras parejas, pero en la iglesia todo está en perfectas condiciones, no le hablo hacen meses a mi esposa, pero estamos súper bien, mejor que nunca. Y así engañamos al pastor, engañamos a todos los hermanos. Wow que bonita pareja se ven, pero tan pronto se montan en su carro comienzan los insultos y los maltratos emocionales.
Así nos atrevemos llegar a la iglesia vestidos de payasos, simulando que estamos bien con nuestros hermanos, con nuestra pareja, pero dentro de nosotros una raíz que sigue creciendo a causa de nuestras actitudes asía la vida.

Pidiendo perdón y dando un paso de fe rompemos toda maldición que nos pueda atormentar, pidiendo perdón nos liberamos de todo pensamiento que nos pueda perjudicar.
Pidiendo perdón rompemos toda atadura que nos impedía dar nuestra mejor ofrenda que es la de nuestro corazón limpio. Un corazón puro, que sepa amar con todo su corazón.

Dando la mejor ofrenda ¿Cuál es la mejor ofrenda que le puedes dar a Dios? Sabes que yo no te la puedo contestar porque eso nace dentro de ti. Pero algo tengo bien claro, y es que tu corazón delante del señor debe ser uno limpio. Mateo 5:18 dice: “bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.”
Mateo 15:18-20

Quiérase decir que del corazón sale la palabra que te puede dar vida o te da muerte. Por eso es que tenemos que sanar toda herida oculta en nuestro corazón, Porque de ahí en adelante saldrá a la luz lo que tenemos en lo interior.

Es por eso por lo que hay tanto maltrato en los hogares. Maltrato en los trabajos, maltrato en las escuelas, maltrato en todas las áreas.
Usted y yo somos llamados a dar la ofrenda según propone nuestro corazón, así yo creo que, si hoy ofreces tu corazón como ofrenda a Dios, tu vida y tu forma de hablar cambiará. Tu actitud hacia la vida cambiará de tal manera que podrás dar tu mejor ofrenda al Señor.
Busque conmigo 2 corintios 9:6-8

Acuérdense de esto: «El que da poco, recibe poco; el que da mucho, recibe mucho.» Cada uno debe dar según crea que deba hacerlo. No tenemos que dar con tristeza ni por obligación. ¡Dios ama al que da con alegría! Dios puede darles muchas cosas, a fin de que tengan todo lo necesario, y aún les sobre. Así podrán hacer algo en favor de otros. Como dice la Biblia, refiriéndose al que es generoso: «Siempre que ayuda a los pobres, lo hace con generosidad; y en todo sale triunfante.»
(2Co 9:6-9)
 
Del corazón emana lo que tu sembraras y lo que siembres es o que vas a cosechar. Si siembras discordia en tu familia, eso es lo que cosecharas, si siembras enojo eso es lo que cosecharas, si siembras contiendas eso es lo que cosecharas.

Es por eso por lo que te exhorto a que siembres según propuso tu corazón.  Hoy Dios te invita a que antes de sembrar tu ofrenda, tu corazón debe de estar libre de toda contaminación, libre de toda enemistad, libre de toda raíz de amargura porque lo que siembres lo siembras según tu corazón se sienta. Lo que hablas es según tu corazón.
Ser generoso cuando no tenemos

Un día, Jesús estaba en el templo, y se sentó frente a las cajas de las ofrendas. Allí veía cómo la gente echaba dinero en ellas. Mucha gente rica echaba grandes cantidades de dinero. En eso llegó una viuda pobre, y echó en una de las cajas dos moneditas de poquísimo valor. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: —Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba, pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir.
(Mar 12:41-44)
 

Bendiciones del Dar Hch 20:35 Les he enseñado que deben trabajar y ayudar a los que nada tienen. Recuerden lo que nos dijo el Señor Jesús: “Dios bendice más al que da que al que recibe.”»
En mi vida he aprendido que la bendición está en el dar, pero el dar sin esperar nada, simplemente dar con la satisfacción de que lo haces para adorar a Dios.
El asunto de esta gente era que daban por tradición, o por rito. Dios no está buscando personas que den por ritos, está buscando personas que ofrenden lo mejor pero con el corazón.
Veamos esta historia para terminar:
 


Una vez, Jesús estuvo hablando con unas personas, de esas que se creen muy buenas y que siempre están despreciando a los demás. A estas, Jesús les puso este ejemplo: «Dos hombres fueron al templo a orar. Uno de ellos era fariseo y el otro era cobrador de impuestos. »Puesto de pie, el fariseo oraba así: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres. Ellos son ladrones y malvados, y engañan a sus esposas con otras mujeres. ¡Tampoco soy como ese cobrador de impuestos! Yo ayuno dos veces por semana y te doy la décima parte de todo lo que gano.”»
El cobrador de impuestos, en cambio, se quedó un poco más atrás. Ni siquiera se atrevía a levantar la mirada hacia el cielo, sino que se daba golpes en el pecho y decía: “¡Dios, ten compasión de mí, y perdóname por todo lo malo que he hecho!”» Cuando terminó de contar esto, Jesús les dijo a aquellos hombres: «Les aseguro que, cuando el cobrador de impuestos regresó a su casa, Dios ya lo había perdonado; pero al fariseo no. Porque los que se creen más importantes que los demás, son los menos valiosos para Dios. En cambio, los más importantes para Dios son los humildes.»
(Luc 18:9-14)
 
Dar la mejor ofrenda es darla con el corazón humillado, limpio. El que se da sin esperar, que se da sin presión, sin querer impresionar a los demás. Jesús fue claro, que la bendición está en el dar, Lucas lo reafirma en hechos, hoy te invito a que des tu mejor ofrenda al Señor. Entregala con el corazón.