![]() Juan 20:19-23 1. Vivir encerrado: En la noche de ese mismo domingo, los discípulos se reunieron en una casa. Las puertas de la casa estaban bien cerradas, porque los discípulos tenían miedo de los líderes judíos. Jesús entró, se puso en medio de ellos, y los saludó diciendo: «¡Que Dios los bendiga y les dé paz!» Ya Jesús había resucitado, los discípulos estaban aterrorizados por los líderes judíos y se encerraron en una casa. ¿Qué significa esto? El miedo nos hace encerrarnos. Muchas personas cuando tienen miedo buscan la manera de encerarse en sus problemas. Encerrarse en sus circunstancias. En el Antiguo Testamento, Elías, en un momento dado sintió miedo porque una falsa profeta se había levantado para matar a los profetas de Dios. Elías con miedo se encerró en una cueva, allí se le reveló Dios. Elías, que haces escondido en esta cueva? El miedo hermano, nos hace escondernos, nos hace huir. He visto en mi vida como personas que me dicen Pastor me voy lejos para los estados unidos porque no aguanto estar con mi pareja. Esto nos lleva a escapar de nuestra realidad de vida en vez de resolver los problemas. Tengo que decirte, que nosotros tenemos que tener la madurez para resolver nuestros problemas y no dejarlos inconclusos. Elías le dice a Dios que él tenía celo por su palabra y que el solo había quedado ante su realidad. Dios le dice lo siguiente: " Cuando Elías supo esto, se asustó tanto que huyó a Beerseba, en el territorio de Judá. Dejó a su ayudante en Jezreel y anduvo por un día en el desierto. Después se sentó debajo de un arbusto, y estaba tan triste que se quería morir. Le decía a Dios: «¡Dios, ya no aguanto más! Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados». Después se acostó debajo del arbusto y se quedó dormido. Al rato un ángel lo tocó y le dijo: «Levántate y come». Elías miró y encontró cerca de su cabeza un pan recién horneado, y una jarra de agua. Así que comió, bebió y se acostó de nuevo. El ángel de Dios fue por segunda vez, tocó a Elías y le dijo: «Levántate y come, pues el viaje será largo y pesado». Entonces Elías se levantó, comió y bebió. Esa comida le dio fuerzas para viajar durante cuarenta días y cuarenta noches, hasta que llegó al monte Horeb, que es el monte de Dios. Allí encontró una cueva y se quedó a pasar la noche. Pero Dios le habló de nuevo y le preguntó: 1 Reyes 19 —¿Qué estás haciendo acá, Elías? Él contestó: —Yo me he preocupado mucho por obedecerte, pues tú eres el Dios todopoderoso. El pueblo de Israel ha abandonado el pacto que tiene contigo, ha destruido tus altares y ha matado a tus profetas. Sólo yo estoy vivo, pero me están buscando para matarme. Entonces Dios le dijo: —Sal afuera de la cueva y párate delante de mí, en la montaña. En ese momento Dios pasó por ahí, y de inmediato sopló un viento fuerte que estremeció la montaña, y las piedras se hicieron pedazos. Pero Dios no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto. Pero Dios tampoco estaba en el terremoto. Después del terremoto hubo un fuego. Pero Dios tampoco estaba en el fuego. Después del fuego se oyó el ruido delicado del silencio. Cuando Elías lo escuchó, se tapó la cara con su capa, salió y se quedó a la entrada de la cueva. En ese momento Elías escuchó una voz que le preguntó: —¿Qué estás haciendo aquí, Elías? Él contestó: —Yo me he esforzado mucho por obedecerte, pues tú eres el Dios todopoderoso. El pueblo de Israel ha abandonado el pacto que tiene contigo, ha destruido tus altares y ha matado a tus profetas. Sólo yo estoy vivo, pero me están buscando para matarme. Entonces Dios le dijo: --Anda, regresa por el mismo camino hasta el desierto de Damasco. Muchas veces pensamos que la solución esta en escapar, en esconderse y la solución está en resolver los asuntos. En ir a donde está el problema y resolverlo. ¿Qué sucedió con los discípulos? El temor los movió a dentro de la casa. Allí se les encontró Jesús. Yo tengo que decirte que ante tu realidad de vida. No importa cuan tristes puedas estar, Dios siempre se va a encontrar contigo en tu necesidad… allí te declarara la paz. Volvemos con la paz, con el Shalom, con el bienestar. El temor no nos deja vivir y es donde comenzamos a sobrevivir. Muchas personas viven con temores, y esos temores no les permiten avanzar. Cuando digo avanzar me refiero a ir por el camino correcto, la voluntad de Dios, que según la biblia dice en Romanos 12 es agradable y es perfecta. Pero nuestras inseguridades no nos dejan avanzar. Vivimos con conflictos, vivimos afanados, vivimos con complejos, vivimos con situaciones, con quejas. Yo vengo a decirte en esta mañana que, ante tu realidad, hoy Dios quiere posarse en tu casa, quiere posarse en tu trabajo, pero no es el hecho de posarse, el quiere posarse en el centro de tu casa, de tu familia, de tu trabajo y desearte ese bienestar, y que tus miedos se vayan en el nombre de Jesús. Jesús luego de su declaración del Shalom sobre ellos, les enseña sus manos y sus pies… mostrando su cuerpo glorificado. El Cristo que se levanto de los muertos. El Cristo que vino a traer paz. Ahora bien… quiero que veamos la otra parte del texto. 2. Para comenzar a vivir, hay que tener un soplo divino: Jesús se percato que los miedos no eran solamente por los lideres religiosos judíos. Sus miedos trascendían a lo que harían en el futuro. Así que Jesús realizo un acto poderoso sobre ellos que hoy quiero explicar. El texto dice que Jesús hizo lo siguiente: Jua 20:21 Jesús los volvió a saludar de la misma manera, y les dijo: «Como mi Padre me envió, así también yo los envío a ustedes.» Jua 20:22 Luego sopló sobre ellos, y les dijo: «Reciban al Espíritu Santo. El ministerio de los discípulos tenia que ser procesado, su graduación estaba por llegar. Ya de discípulos, de alumnos iban a ser maestros. Así como mi padre me envió yo los envió a ustedes. Es interesante el hecho que para poder ser enviados no podía ir con miedos. Los que estamos estudiando los martes sabemos lo que los apóstoles vivieron al comienzo de la iglesia primitiva. Las amenazas, los desafíos. Por lo tanto, el final de su jornada con Cristo era uno oscuro, llenos de temores, de interrogantes, pero era el comienzo de otra jornada poderosa. Para que fuera poderosa tenia que ocurrir algo. Jesús soplo sobre ellos y les dijo Reciban al Espíritu Santo. Ellos tenían vida, pero sus miedos no le permitían vivir metidos en una casa. Este soplo era el comienzo de una nueva etapa. Era un génesis para ellos. Lo interesante de este comienzo, era el ¿Para qué? Dios no les dio el poder, o el Espíritu Santo para que controlaran, para que fueran a matar a los que no creían en ellos. Luego que soplo vida, les dijo ahora vayan y perdonen los pecados de los demás. O sea… no es momento de vengarse, es momento de restaurar. Esto importante para que puedas vivir la vida en el Espíritu. Es imposible que intentes vivir la vida cuando vives con falta de perdón, con deseos de venganza, con amarguras. Para que podamos vivir, debemos de ser libres de todo esto. Jesús los confronta y les dice: Si ustedes perdonan los pecados de alguien, Dios también se los perdonará, y si no se los perdonan, Dios tampoco se los perdonará. Nótese que el que presenta el evangelio no perdona ni retiene pecados, sino declara lo que Dios ha hecho basado en las promesas de su Palabra. Vivir la vida en Cristo es una vida sin miedos, sin temores, sin angustias, con problemas, con conflictos, con tropiezos, con malos ratos, con diferencias, con problemas… no es color de rosa… pero si lleno de vida. El sopló en tu vida para que la disfrutes. Para que vivas, para que ames, para que perdones, para que aprendamos. Dios nos ama, nos llena de su espíritu y nos invita a vivir con él, una vida llena de retos, pero, al fin y al cabo, tendremos victoria porque el estará con nosotros. Pastor Carlos Armando |