Todos tenemos un teléfono celular. Caminamos mirando nuestras redes sociales, email, whatsapp, etc. Nuestras posturas se están afectando porque andamos siempre con el cuello hacia abajo pendiente a nuestros teléfonos.
Yo no le veo el problema a esto. No voy a caer en la crítica de que el teléfono no está separando, que el teléfono nos está dividiendo, etc. Pero si tengo que decir algo que para mi es de suma importancia. Estoy observando algo que es peor que tener un teléfono en la mano y no socializar y dialogar. Estoy observando un pueblo que vive indiferente a la necesidad de otro. Elie Wiesel dijo un pensamiento muy sabio: “Lo opuesto al amor no es el odio, es la indiferencia. Lo opuesto al arte no es lo feo, es la indiferencia. Lo opuesto de la fe no es la herejía, es la indiferencia. Y lo opuesto a la vida no es la muerte, es la indiferencia” Hoy día podemos ver a alguien en necesidad y lo primero que hacemos es grabar la necesidad del otro antes de ayudarlo. Hace varios meses atrás, una joven grababa con su celular una camioneta que se hundía en la orilla de la playa en piñones. Mientras ella grababa mencionaba que ¿por qué nadie llamaba al 911? La pregunta que yo le hago, ¿porqué mejor no sueltas el telefono y llamas tú al 911? Así vivimos, esperando que otros hagan mientras criticamos y observamos. Jesús nunca fue indiferente ante la necesidad de otros. Al contrario, a los sin rostros y marginados atendió y los bendijo. Hoy día si no es publicando lo que hacemos no hacemos nada. Yo estoy de acuerdo que la gente vea que la iglesia hace su trabajo, pero el asunto de esto es que lo hacemos para que no nos critiquen y juzguen. Nuestra sociedad puede transformarse. Lo que hace falta es lo siguiente para mi entender:
Nosotros tenemos el poder en nuestras manos. La sociedad será tan bendecida cuando nos propongamos a trabajar con nosotros mismos. Dejar de juzgar y señalar las faltas de los demás cuando nosotros vivimos con asuntos sin resolver. No seamos indiferentes a la necesidad del pueblo. Jesús lo narró con la historia del buen samaritano. En esta historia los religiosos pasaron y dejaron al hombre golpeado en el suelo y no le ayudaron. El buen samaritano pasó y lo ayudo. El pecado no está en simplemente dejarlo y ya. Es la indiferencia de ellos. Es el no tener esos valores inculcados. La iglesia, usted y yo tenemos una responsabilidad en actuar. Transformemos nuestro pueblo, actuando y poniendo en obra lo que creemos como hijos e hijas de Dios. Te ama! Pastor Carlos Armando |
Author:El Rvdo. Pastor Carlos Armando López Gerena tiene un BA en Trabajo Social y una Maestría en Divinidad del Seminario Evangélico de Puerto Rico. Actualmente está cursando un certificado en Administración de Iglesias. Archivos
Marzo 2025
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